
¿Podría por favor, oh atento sirviente, ayudarme a subir en una soga de rayo de Sol hacia a cama más blanda que he visto?.
Camas como aquella no se encuentran con facilidad, porque es la que inspira a poetas, alimenta a los soñadores y se encarga de sostener el arco iris de la imaginación.
Por favor, no sea malhumorado y acorralemos, ¡oh gran perro ovejero!, un par de ovejas nubosas y podré descansar y enjuagar mi cabeza en las aguas de esa almohada que ha contenido tanto llanto, porque con el clima de tormenta parece que la almohada está sobresaturada de secretos, de mares,de conversaciones silentes que gritan en la mente de un ser en el verde prado... está llena de algodón mohado. ¿Quién más pasó por esto?, levanta esa verde mano de entre los pinos y sé más alto que los álamos, sin vergüenza, que entre más derecho es el árbol más se nota y sobresale.
Gracias, veo que ha sido muy amable. Es hora de que las aves se agrupen y cumplan su misión más adelante. Por ahora, déjeme recostarme en el colchón de nubes y marquesa de cerros, estirar mi mano y tirar de un halo de Sol y apagárlo como si fuera una lámpara antigua. Déjame creer que me puedo alimentar de la Luna y beber de la Vía Láctea sólo para observar la oscuridad de mi techo lleno de sueños, ilusiones, deseos... como un barato colador fuera, ese colador de verdades y opciones, que muchas veces la realidad de la luz no nos deja ver. Porque sí, la luz también es cegadora, aunque no lo creas... Para eso está ésta cama, para creer.~
