¿Mi libro favorito?, hasta ahora es el Símbolo Perdido, de Dan Brown. ¿Razón?, el único libro que me mantuvo comiendome las uñas y haciendo los quehaceres rapidito con tal de avanzar unas hojas con ese deseo imperioso.
¿Lugar favorito de mi casa?, después el baño (sí, el baño) es el living en el sillón justamente ubicado bajo ese cuadro rural.
¿Zapatos favoritos? ninguno, me gusta andar descalza.

Y queda reflejada el momento preciso de un pequeño toque de paz entre el caos en mi.
Una de las pocas cosas que me logran abstraer y transportar a mundos ajenos donde me siento poderosa como si tuviera lector de mente. Puedo matar y revivir cada momento las veces que quiera, como también adelantarme o quedarme pegada. Es bacán.

Cada día que pasa me levanto con algunas dudas, algunas más compartidas, otras más de casa. Las últimas las reservo muy lejos y las primeras las analizo constantemente en círculos sin encontrarles la cola.

Después de un disgusto bastante obvio del cual fui el intermediario ya ni idea sé del tipo de lazo que tengo con alguien. ¿Debería ser menos exagerada y dejar de clasificar las cosas?, quizás, sería más fácil solo vivir sin asumir consecuencias. ¿Podremos ser los mismos?. Cierro los ojos y hay algo muy latente, cálido, esperando.

¿Por qué aún no llega lo que estoy esperando ansiosamente?. Hay pruebas que avalan el hecho de que no debería tomarlo con gravedad, pero mis vísceras me dicen lo contrario, la mismasensibilidad de mi espalda también me reprocha que debo hacer algo pronto. Estoy sola en esto y no lo reprocho. Alejé a quien podría acompañarme y quien me daría su apoyo incondicional goza de la dulce ignorancia. Me lo merezco.

Por ahora, solo quiero un poco de estabilidad.
Me basta con la maraña de cosas que soy yo y como he lidiado 19 años con ello.
Inseguridades y temores infantiles de perder todo lo que me ha costado esfuerzo.
Temores perro, temores.
Alguna vez solía ser segura.