Como una ducha de agua fría, se me han congelado las manos al comprobar mis pensamientos.
Por un lado, puedo decir que soy libre de toda duda y despejarme, algo menos. Sólo que ahora debo plantearme bien la idea sin esperanzas. No más, bienvenido a lo nuevo, bienvenido a tratar de olvidar, bienvenido a los no rencores. Por fin he tenido la piedra tope a todos mis impulsos, y en esas situaciones, cuando ya es OBVIO no me meto, no va conmigo.
...Al fin y al cabo, la rabia que puedo poseer en estos momentos es hacia mi por ilusa, confiada, por creer... por eso y más, que weá.
Sólo espero que él no cometa los mismos errores y tome más pros y contras en sus decisiones. Y obviamente, que sea feliz, muy feliz y lo digo con la parte buena de mi ser.
Esas son palabras que parte de mi sinceridad expresa y quiere mantener. Las otras no las querrán leer. Menos sentir.
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