Ayer fue un día intenso en el cual volví a sentirme la niña esponja de antes. Muchas veces el ambiente me pesó, otras era sólo yo mirando a través de una pared de cristal a mis conocidos, y otras... yo y recuerdos.
He descubierto que no paso desapercibida de ninguna manera, ya sea por lo extrovertida o introvertida, simplemente estaré ahí. Y a veces pesa el saber eso, no puedes ser tu y dejar que algunas cosas se liberen y debes mantener una careta constante (sonría, lo estamos grabando). Pero pareciera que para ti si fuera transparente...
¿A quién engaño?, sigo aquí con lo mismo que llegué y con lo mismo que me fui. Y ante la situación lo único que quiero es dejar de sentir estos sentimientos hacia ti, que me lastiman cada vez que recuerdo tu mano en compañía de otra o ahora mismo, ese afecto y amabilidad hacia la nueva gente. Bueno, hacia esa nueva persona. No soy tonta (o quizás si por permanecer aquí), y me percato de tus manos alrededor de una cintura... lamentablemente solo he estado jugando a fingir que no te observo.
Mucha gente se me ha acercado preguntando por como estoy, gente que no creí que se me acercaría alguna vez, e hipócritamente digo que ya no me importa y quiero seguir adelante cuando realmente eso no es lo que quiero sino lo que debo hacer a duras penas. Quiero que no duela, que ya no me duela nada, asumirlo, sentirme libre pero ya no sé como hacerlo. A veces creo que cada vez que te miro a los ojos o me pondré a llorar o golpear, pero me digo que no es aceptable y lo callo, aguanto, colapso y recolapso.
También he de admitir que ante mi estado vulnerable he caído en la debilidad de contar cosas a cualquier gente y creer que mucha es buena (tranquilo, no es le mismo condoro de la otra vez). Admiro a la Gema de antes, solía callar muchas cosas de ella misma y buscarle soluciones sin necesitar ser escuchada por los demás.
Prometí no caer en el confort del alcohol y así ha sido.
Hay alguien nuevo que se me ha acercado de sobremanera, que me hace sentir tranquila al saber que aún puedo darle paz a alguien, y que es afectuoso. Es de esas personas que me hacen sentir suave, un poquitititito parecido a como me hacías sentir tu (pero hasta ahora nada se compara, y créeme cuando digo eso porque el sentimiento sigue intacto y con ello puedo hacer las diferencias). Solo espero que él no confunda nada. No estoy para más problemas.
Y en la fiesta no disfruté nada (yo y mis estúpidas preocupaciones por los demás) y fingir cada día se hace mi especialidad. Pero he anoche conocí una faceta que no sabía de ti: te pillé bailando, y me hiciste reír y no de un modo burlesco, de un modo sano que me alegró, que me llenó por unos momentos.
Y me miraste y creo que me quisiste sonreír, y se me retorció todo el corazón que en defensa liberó el rencor en espasmos, que me hizo salir de ahí cuando realmente quería ser recíproca a tu sonrisa como lo fue alguna vez.
Y luego todos se fueron sin avisar.
Y quedé yo con dos personas más, y mis penas como mochila.
Cuando llegué a casa pensé en escribirte algo de manera directa, recalcando que no quería una respuesta ni que comentaras de ello, simplemente escribirte y liberar muchas cosas que tengo dentro. Pero mi orgullo incentivó a mi cansancio y no lo hice. Anoche era la oportunidad y tenía demasiadas cosas a flor de piel... que creo no poder hacer ahora.
Después del cambio de dirección de mi blog me pregunto si seguirás leyendo esto.
¿me darías una señal?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario